Parece que el intendente Fernando Moreira ha llevado el concepto de «empleados fantasma» a un nivel digno de una película de Tim Burton. En un giro digno de comedia negra, agentes de la Policía Federal Argentina (PFA) han allanado la municipalidad y Moreira ahora tiene prohibido salir del país. ¡Qué sorpresa! Resulta que estar a cargo de una ciudad implica algo más que cortar cintas y dar discursos.
La investigación, iniciada en 2023, comenzó con un giro de guion inesperado. Un ciudadano, sorprendido al descubrir que ya no recibía su plan social, fue informado que había sido dado de baja porque, aparentemente, ya estaba ganando un jugoso sueldo de $300 mil como «empleado» de la Municipalidad de San Martín. ¡Vaya sorpresa! Ni él sabía de su ocupación tan lucrativa.
Negando cualquier vínculo laboral con el municipio, nuestro asombrado protagonista desencadenó una serie de allanamientos en las oficinas de Recursos Humanos y Tesorería. Estos eventos nos hacen preguntarnos si las reuniones en San Martín se realizan en una dimensión paralela. La investigación ha convertido al palacio municipal, ubicado a solo 15 minutos de la Capital Federal, en el escenario de un verdadero thriller político.
La trama tiene un inconfundible aroma a chocolate, recordándonos el escándalo protagonizado por Julio “Chocolate” Rigau. En esta entrega, la estrella es Moreira, fiel discípulo del ministro de Infraestructura y Servicios Públicos de la provincia, Gabriel Katopodis, quien también ocupó la intendencia de San Martín. Parece que las lecciones de Katopodis incluían un curso avanzado en «Gestión Fantasmagórica de Personal».
El operativo buscaba descubrir a los empleados reales y contrastarlos con aquellos que misteriosamente cobraban sin hacer acto de presencia. Lo que encontraron es digno de una novela de suspenso: una persona con varias tarjetas de débito que retiraba dinero en un cajero cercano al Concejo Deliberante. ¿Acaso el cajero también ofrecía cambio de billetes por bombones de chocolate, para endulzar el trámite?
En este escenario tan naceptable, se descubrió que varias personas, completamente ajenas a su empleo municipal, figuraban en nómina y sus sueldos eran retirados por otros. Ante semejante hallazgo, la jueza Vence, con un sentido del humor nada envidiable, decidió imponer la prohibición de salir del país a cinco individuos, incluyendo al protagonista de nuestra historia, el intendente Moreira.
Así que ahora, mientras se aclaran estos eventos dignos de una comedia ácida, Moreira y sus compañeros tendrán que contentarse con disfrutar de las vistas locales. ¡Qué giro tan irónico del destino para nuestros políticos! Tal vez, en algún cajero cercano, encuentren otra sorpresa más dulce que amarga, aunque esta vez, esperemos, sin sabor a «Chocolate» Rigau.